Capítulo 7: Camino a Tokio
Era de noche y me encontraba de viaje. Caminé bastante, por muchas horas, pensando siempre en el desconocido. Mi plan era llegar hasta Tokio y volar nuevamente hacia mi país, tenía suficiente dinero porque desde que había llegado al dojo no había gastado ni un centavo.
Me sorprendió el haber caminado tanto sin cansarme, descubrí que me había vuelto más resistente. Pero...¿Por qué? ¿Cuál fue la razón? Fue el duro entrenamiento que tuve durante una semana, correr sí me había servido de algo, pero en aquel entonces no quise admitirlo y no pensé más en el asunto.
Durante todo el camino no pude dejar de pensar en mi sensei, ¿por qué me golpeó?, ¿acaso no pudo llamar mi atención como siempre lo hacía? Lo que realmente me pareció extraño fue que se disfrazara de sensei y de alumno, me pareció algo incoherente. No podía comprenderlo y eso me atormentaba.
Era más de medianoche cuando decidí descansar. Aquel día había logrado bajar de la zona montañosa del dojo y caminar un largo tramo por la carretera. Todo el camino estaba lleno de pinos y los alrededores también, decidí acampar.
Encendí una hoguera con algunas ramas secas y saqué de mi mochila comida que había a robado del dojo, bueno, no la robé, pero tampoco podía desperdiciarla dejándola abandonada. Cuando terminé la cena, coloqué mi mochila en el suelo, junto a la hoguera, apoyé mi cabeza en ella, y me dormí.
A la mañana siguiente me sorprendió ver que realmente estaba fuera del dojo, por fin era libre. Lo que había sucedido el día anterior me pareció un sueño. Pero desperté junto a la carretera y a mi lado estaban las cenizas de la hoguera. Decidí continuar mi camino hasta Tokio.
Mientras caminaba, decidí que no volvería a dormir fuera de una casa, estaba enferma. Así que cuando viera un hotel o una casa en el camino rentaría un cuarto, pero no podía terminarme todo mi dinero en rentas o en hoteles, así que decidí correr para ahorrar tiempo.
Corrí un buen rato, pero me cansé y además ya había llegado la tarde. Comprendí que necesitaba un transporte o jamás llegaría a Tokio, pero no había ni un sólo taxi, autobús o algo parecido.
Pasó una semana, había pasado por muchos lugares. Por lo menos ya conocía un poco más el lugar, además había ganado un poco de dinero trabajando en restaurantes o en casas particulares. Llegué a Osaka, conseguí viajar en tren. A ése paso pronto llegaría a Tokio, así que decidí dormirme hasta que llegáramos, pero no dormí mucho porque llegamos muy rápido.
Otra vez estaba en Tokio, salí de la estación y era de noche. Caminé por la ciudad, todo estaba lleno de luces, de grandes tiendas, salones de videojuegos, centros nocturnos, y sobre todo: mucha gente. Busqué un restaurante para cenar, cuando al fin encontré uno me apresuré a entrar. Pedí sushi con camarones Ebi. Me senté en la barra y esperé mi cena, me sorprendió ver a tanta gente reunida en un solo lugar, todo aquello era un mar de gente.
Al fin me llevaron el sushi, estaba en un plato negro con detalles floreados, todos los utensilios también eran del mismo color. Comencé a comerlo, me sorprendió haber podido manejar los palillos tan fácilmente, la primera vez que llegué a Tokio no podía ni sostener la comida con ellos. Manejar los palillos lo había aprendido en el dojo.
Mientras comía, comencé a observar a las personas que estaban a mi alrededor. El hombre que estaba sentado a mi derecha comía akagai acompañado de tako y khaki; y la mujer que estaba a mi izquierda comía sushi de jamón a la parrilla Temaki. Conocía algo sobre comida japonesa por un libro de cocina que se encontraba en el dojo y que a veces leía para entretenerme. Por lo menos ya no tenía que preocuparme por ir a restaurantes, pues antes no podía pedir nada en esos lugares japoneses porque me era muy difícil pronunciar los nombres de la comida y tampoco sabía que tipo de comida se servía en el lugar; fue algo que también aprendí en el dojo.
Cuando terminé y salí del restaurante, una nueva estrategia se había formado en mi mente: ¿Y si no volvía a mi país? Había comprobado que podía vivir sola, que por fin era independiente, porque podía conseguir dinero fácilmente y además ya no me quedaban ganas de regresar a casa. Me las arreglaría para evitar los problemas de la migración, además mi primer paso era viajar por el mundo, mi primer destino sería: Hong Kong.
Mientras pensaba en esto llegué a un hotel y en cuanto llegué me dormí . Tuve un sueño muy extraño: yo corría por el valle del dojo cuando de pronto vi al sensei, luchando con otro homb re. Yo miraba el combate desde lejos, la lucha estaba casi empatada, pero de pronto, el oponente del sensei tomaba la revancha y lo arrojaba por un precipicio. Pero el sensei lograba tomarse de unas rocas, su oponente sólo lo miraba. El sensei estaba a punto de soltarse cuando corrí hacia él y tomé su mano...Justo en ese momento desperté y traté de dormirme nuevamente, para soñar con otra cosa que no tuviera nada que ver con el sensei. Pero en cuanto logré hacerlo, comenzó otra vez el mismo sueño. Mientras más despertaba y volvía a dormirme, el mismo sueño se repetía, una y otra vez.