Capítulo 15: Una noche inolvidable
Una noche, exactamente una semana después de la partida de Shingo, hubo una terrible tormenta eléctrica. Lo recuerdo perfectamente, pues esa fue una noche inolvidable. Yo estaba en mi habitación, encendiendo varias velas, ya que quería tener suficiente luz para leer un libro; Ryu estaba afuera, entrenando bajo la lluvia.
"¿No le molestará entrenar con tanto frío y humedad?", pensé mientras lo miraba por la ventana, cuando terminé de encender todas las velas.
Ryu se veía muy agitado y respiraba con dificultad. Sus movimientos eran más lentos que de costumbre. De pronto un gigantesco rayo cortó la rama de uno de los árboles que estaban alrededor de Ryu, y ésta, al caer, golpeó a mi sensei en la cabeza. "¡¡Ryu-sama!!", exclamé cuando Ryu cayó pesadamente sobre el piso, inconsciente. Entonces salí rápidamente, me acerqué a Ryu, lo cargué con gran esfuerzo y lo llevé al interior de mi enorme y solitaria habitación.
Lo acosté en uno de los tantos cobertores que estaban sobre el piso y lo miré fijamente. Coloqué mi mano derecha sobre su frente y, con terror, decubrí que estaba ardiendo en fiebre. Entonces decidí ir al río por un poco de agua fría. Miré a mi alrededor, descubrí un viejo cubo de madera tirado en una esquina, me acerqué a él, lo tomé y salí corriendo de la habitación. La tormenta había terminado.
Fui y volví en un abrir y cerrar de ojos. Tomé una tela, la introduje en el agua y después la pasé sobre la frente de Ryu.
Varias horas después, la fiebre había desaparecido. Así que decidí dejar la tela sobre el piso y examinar la cabeza de Ryu, en busca de alguna herida. Pero el golpe con aquella rama pareció ser más grave de lo que en realidad era.
Al contacto de mis dedos con su rostro, sucedió algo que no pude evitar...Comencé a acariciar sus labios con mi mano derecha, de pronto mi mente se volvió en blanco, me acerqué lentamente a él, cerré los ojos y lo besé...
Fue lo único que pasó.
De pronto un fuerte viento entró por la puerta principal, apagándo todas las velas. Entonces abrí los ojos, sacudí la cabeza y me alejé de Ryu. Me recargué junto a la pared y comencé a llorar.
Fue una larga noche, pero disfruté bastante cuidar a Ryu, en lugar de que él lo hiciera, como siempre.
Al día siguiente, desperté en el mismo lugar donde había estado llorando la noche anterior. Ryu estaba frente a mí, sonriéndome. "Tú me cuidaste, ¿verdad?", preguntó Ryu. No dije nada. "Gracias", dijo Ryu mientras me miraba con unos ojos llenos de gratitud. "De nada", murmuré, apenada por lo que había hecho...