Capítulo 14: Ryu, el dragón


Comenzaba a anochecer cuando llegué al dojo. Así que me dirigí rápidamente a la habitación del sensei para ofrecerle disculpas. Me puse de rodillas sobre el piso y murmuré: "Sensei. He regresado". La luz de su habitación se encendió, pero el sensei no dijo ni una palabra. Entonces decidí continuar: "Discúlpeme, fui muy estúpida y egoísta, pero hace poco hablé con Ken Masters y lo comprendí todo...". El sensei murmuró: "¿Ken Masters?". Tomé un poco de aire y dije: "Sí. Acabo de regresar de Estados Unidos, donde el señor Masters vive". "¿Has viajado mucho durante todo este tiempo?", preguntó. "Sí, y he aprendido muchas técnicas nuevas", respondí un poco avergonzada.

Había pasado un año desde que había dejado el dojo.

Entonces confesé lo que había pasado con Ryu cuando dejé el dojo, y la manera tan grosera en que lo había tratado, sin darle oportunidad de disculparse conmigo. "Debes pedirle disculpas", fue lo último que dijo el Sensei antes de apagar la luz de su habitación y guardar silencio por esa noche. "Sí", murmuré antes de salir corriendo de ese lugar.

Yo sabía perfectamente donde estaba Ryu en ese momento, así que fui directamente a él. Ese lugar estaba en lo alto de "las escaleras grises". Entonces lo vi, Ryu estaba de pie, observando fijamente el cielo. "Ryu-sama...", murmuré con un hilo de voz. Debo confesar que estaba muy nerviosa, pues temía que ese hombre fascinante me rechazara...

Ryu se dio la vuelta y me miró fijamente, con unos ojos que no parecían decir nada. Me sentí turbada por su mirada y, mientras le ofrecía la foto que Ken Masters me había dado, me sonrojé. Ryu tomó lentamente la fotografía, la miró por algunos segundos y murmuró: "Ken...". Fue la primera vez que escuché su voz, era hermosa.

Entonces Ryu me miró, esperando una explicación. "Hace poco estuve en la casa de Ken Masters...Él me lo explicó todo. Así que he regresado. ¿Sería...sería capaz de disculparme, Ryu-sama?", murmuré completamente apenada. Ryu asintió y me sonrió. Fue la primera vez que vi su encantadora sonrisa, y en esos momentos me sentí realmente turbada.

Al día siguiente, el sensei le pidió a Ryu que se convirtiera en mi maestro. "De ahora en adelante Ryu será tu sensei. Yo ya estoy muy viejo y cansado...Estoy seguro de que aprenderás muchas cosas a su lado", dijo mi antigüo sensei. Ryu aceptó y yo acepté. Esa misma tarde comenzamos con el entrenamiento...

Ryu era muy fuerte, demasiado, aún más que Ken Masters.

Esa noche, cuando terminó nuestro primer entrenamiento juntos, tuvimos una pequeña plática sobre Shadowlaw. "El señor Masters me contó que usted y él habían peleado juntos contra Shadowlaw...Pero, ¿qué es eso?", pregunté con curiosidad. Ryu me miró y dijo: "Es una organización muy poderosa que trafica armas y drogas alrededor de todo el mundo. Su líder es un hombre llamado Bison. Ken y yo no pudimos derrotarlo". Escuché atentamente las palabras de mi Sensei Ryu, lo pensé un poco, y después pregunté: "¿Qué tiene que ver Shadowlaw con sombra?". "Sombra es el nombre con el que se conoce vulgarmente a Shadowlaw", respondió Ryu tranquilamente. "Ah...", murmuré, después continué pensando profundamente.

Ambos estábamos sentados en las escaleras grises. La luna estaba llena y su luz iluminaba todo el dojo.

De pronto Ryu preguntó: "¿Cómo es que sabes de sombra?". Me sobresalté un poco ante su repentina pregunta y murmuré: "¿Ehhh? Pues en uno de mis viajes fui a China...A Kowloon exactamente. Estuve presa en sombra y logré escapar gracias a un hombre llamado Fei Long". "Yo conozco a Fei Long. Peleé con él una vez que fui a China", murmuró Ryu. "Si no fuera por él, no estaría aquí ahora. Le estoy muy agradecida", dije, mientras sonreía levemente. "¿Qué hiciste durante todo el tiempo que estuviste fuera?", preguntó Ryu. "Viajé a China, Tailandia, Italia y a Estados Unidos. Conocí a muchas personas. Después de todo fue una buena experiencia", dije alegremente.

Ryu sonrió y después se puso de pie. "Hora de dormir", dijo. Entonces me dio la mano y me ayudó a levantarme.

Durante los meses siguientes, deposité toda mi confianza en Ryu. Le contaba mis problemas y mis miedos, él me escuchaba con atención y paciencia, también me daba buenos consejos. Llegué a quererlo muchísimo, tanto, que se convirtió en mi amor platónico...Ryu me enseñó muchas técnicas interesantes, como el Hadou-Ken, o el Sho-Ryu-Ken. Su especialidad era el Hadou-ken. "Ken es un experto en el Sho-Ryu-Ken", dijo Ryu uno de aquellos días. Lo miré con curiosidad y pregunté: "El señor Masters es su mejor amigo, ¿verdad?". Ryu sonrió y asintió con un ligero movimiento de cabeza.

Cierto día nos llegó una carta de Estados Unidos. "Es de Ken Masters. Dice que está bien y que va a casarse pronto. Su novia es una chica muy bonita, se llama Eliza", dije mientras le mostraba el sobre a Ryu. A mi sensei no pareció impresionarle mucho la noticia. "Ya lo sabía", fue lo único que dijo. Y no volvimos a hablar del asunto.

Pasado el tiempo, decidí escribirle a Teru y a Shigé. "Estoy muy bien. Ahora estoy en Japón y estoy viviendo en un dojo", fue una de las cosas que escribí en mi carta. En su respuesta, las dos mujeres dijeron que Shingo les había preguntado por mí, así que le dieron la dirección de mi dojo para que pudiera visitarme.

Al día siguiente de la llegada de la carta de Teru y Shigé, Shingo Aoi vino a visitarme.

Ambos estábamos en la entrada del dojo. "Hace mucho tiempo que no te veía", dijo Shingo alegremente en cuanto me vio. "¿Qué estás haciendo en Japón? ¿Cómo conseguiste mi dirección?", pregunté sorprendida. Shingo sonrió como solía hacerlo y dijo: "¡¡Ahhh!! ¡¡Eso es muy fácil!! Cuando estábamos en Milán, las señoras Teru y Shigé me dieron sus direcciones, así que cuando regresé a Japón (hace unos cuantos días), fui a visitarlas y me dieron tu dirección. Como el equipo juvenil de Japón tenía problemas, los directivos de mi equipo en Italia decidieron mandarme de vuelta". "¿Has vuelto a ver al Capitán Tsubasa?", pregunté con curiosidad, pues recordé cuánto admiraba Shingo a ese sujeto. "¡Sí! ¡Hace unos días jugamos juntos...¡Y ganamos el partido!", exclamó Shingo mientras sonreía. "Me alegro por ti. Veo que te has convertido en un excelente jugador", dije. "Y tú te has convertido en una excelente peleadora", dijo Shingo mientras me miraba fijamente.

De pronto, Shingo se acercó demasiado a mí, me abrazó por la cintura y me dio un "apasionado" beso en los labios.

"Shingo...", murmuré sorprendida cuando terminó el beso, estaba profundamente sonrojada. Shingo estaba muy apenado y sólo rió tontamente, pero no dijo nada ni se atrevió a mirarme a los ojos.

Acababa de cumplir 16 años cuando recibí mi primer beso por parte de Shingo Aoi, que tenía 18.

Esa misma tarde, Shingo dejó el dojo dispuesto a no decir nada. Estaba a punto de darse la vuelta e irse, cuando dije: "¡Espera! ¿Acaso no vas a despedirte de mí? No te voy a comer...". Shingo me miró, por fin, y sonrió. "Ehhhh....Ahhhh...Hmmmm...¿Te...te gustaría ser mi...mi...novia?", murmuró Shingo, sonrojado. Me sorprendí bastante por su proposición y dije: "¿De verdad te gustaría tener por novia a una chica que vive muy lejos de ti? Pronto regresarás a Italia, y probablemente no volveremos a vernos en mucho tiempo...¿No es cierto?". Shingo se quedó pensativo, por un rato, y después murmuró: "Tienes razón...Pero cuando regrese a Japón, dentro de dos años...¿Me dirás que sí?". "Por supuesto", dije mientras sonreía. "¡Pero no te vayas a enamorar de otro hombre! ¿¿Ehhh??", exclamó Shingo mientras me miraba con emoción. "No te preocupes, no lo haré...", dije, con un hilo de voz. Entonces Shingo me dio un pequeño beso en los labios, se dio la vuelta, y desapareció.

Sí, le mentí a Shingo al decir aquellas palabras, pero no podía decirle que ya estaba enamorada de otro hombre...De Ryu. Sin embargo lo dije porque sabía que era una relación no permitida entre alumna y maestro. Así que decidí aceptar el amor de Shingo y resignarme a no ser correspondida por el único hombre que realmente amé en toda mi vida...