Capítulo XLII:

El dolor de Mina


La diosa del amor no soporta la cruel mirada de Rini, así que decide regresar a su habitación. Lita la sigue, preocupada. La (antiguamente) pequeña dama las mira y ríe un poco. Heliot observa fijamente la escena con aire reflexivo. ¿Qué estará pensando?

Serena no puede evitar suspirar ante la crueldad de su futura hija. “¿Qué estará pasando últimamente? Rini y Mina pelean por Heliot, Ami juega con los hombres e incluso mi Darien...” Los ojos de la chica rubia se humedecen un poco, pero se contiene para no llorar. No quiere que sus amigos se percaten de su tristeza.

En el extremo opuesto del restaurante, Saori le pregunta a su nuevo novio: “Disculpa...¿No crees que esto está mal?” Darien la mira, con expresión interrogante, y murmura: “¿A qué te refieres?” La joven de cabello castaño desvía la mirada y se retuerce las manos mientras responde: “Me siento mal...Por Serena. ¿Tú no?” El joven mira hacia la mesa de su ex-novia y la observa fijamente. “La muy insensible se comporta como siempre, ¿qué quieres que piense de ella?”, comenta Darien, con aire molesto. Saori se encoge de hombros y suspira un poco. Lo mejor será olvidar el tema.

Ahora veamos qué sucede con la pobre Mina. Su corazón está completamente hecho pedazos y Lita trata de consolarla, sin mucho éxito. Ambas están en su habitación, sentadas sobre la cama. La diosa del amor llora sin parar y Lita recuerda cuando a Rini le pasó lo mismo. “No creo que esto tenga solución”, piensa la joven Kino, apesadumbrada, “¿Por qué Heliot habrá hecho eso? Pensé que amaba a Mina...”

La diosa del amor se lanza a los brazos de su amiga y, entre sollozos, murmura: “No entiendo qué fue lo que pasó...Pensé que él me quería...Lita...¿qué voy a hacer? ¿Cómo podré ver a Rini y a Heliot a la cara de ahora en adelante? Quiero regresar a Tokio...” Lita le acaricia la cabeza a su amiga, y dice: “Vamos, no te encapriches con Heliot. El mundo no va a terminar por un hombre. Recuerda que tú le hiciste lo mismo a Rini.” Mina se aleja un poco de Lita, y exclama: “¡Por favor! ¡Rini es una niña, no sabe nada del amor! ¡El hecho de que se haya transformado en adulta no le da derecho a hacer esto!” Lita frunce el ceño, y comenta: “No seas injusta. Recuerda que Rini es mucho mayor que nosotras...Además te la pasabas coqueteando con otros hombres enfrente de Heliot, ¿no lo recuerdas?” “¡Pero...!”, interrumpe la joven Aino, con desesperación. “Es mejor así”, comenta la chica de cabello castaño, finalmente. Mina no dice nada y continúa llorando un buen rato, hasta que se queda dormida.

Lita tapa a su amiga con la sábana y le limpia las lágrimas. “Mina”, piensa, con tristeza, “Por lo visto sí lo quieres. Veré qué puedo hacer por ti, te lo juro”. Después la alta chica sale de la habitación, completamente decidida a ayudar a su amiga.

Cuando la joven Kino regresa al restaurante, Rini y Heliot ya no están ahí. Nadie sabe dónde están. “¿Para qué los estás buscando?”, pregunta Yaten, con voz aburrida, “¿Acaso piensas hacer de cupido? Eso no tiene caso...” Serena asiente, y dice: “Él tiene razón, Lita”. Como Seiya no quiere quedarse atrás, comenta: “Últimamente te la has pasado tratando de arreglar los problemas de tus amigas, deberías dejar de ser su pañuelo de lágrimas por la paz”. Lita observa a los Three Lights, baja la vista, aprieta los puños y exclama: “¡No puedo dejar de hacerlo...! ¡Soy su amiga!” Después se da la vuelta y sale corriendo del restaurante.

Lita se topa con el profesor Tomoe al salir, de hecho casi choca con él, pero logra detenerse a tiempo. “¡Oh, señor! ¡Perdóneme!”, exclama la alta joven. “Tú eres amiga de Hotaru, ¿verdad? ¿De casualidad no la has visto?”, pregunta el hombre, completamente desesperado. “No...No la he visto”, responde Lita, sintiendo pena por el profesor. “¿Podrías ayudarme a buscarla?”, pregunta Soichi. “¡Por supuesto!”, exclama Lita, al tiempo que piensa: “Así también podré buscar a Heliot y a Rini...”

Por desgracia, Rini, Hotaru y sus respectivos novios se fueron a pasear en crucero hace unos veinte minutos y regresarán a la playa por la noche.

Mientras tanto, en su habitación, Mina ya está despierta. Le duele la cabeza y tiene los ojos rojos e hinchados. Está sentada en la cama, su mirada pasea por la habitación, hasta que descubre unas afiladas tijeras sobre la mesa. “Heliot...”, piensa, mientras las toma y sus ojos se entristecen.

Oh, pero qué cosas tan tristes...¿Qué tendrá Mina entre manos? ¿Qué pensará hacer Heliot? ¿Y Serena y Darien? ¿Cuándo regresará Jedite? No tengo idea...